miércoles, marzo 15, 2006

Un cuento con Moraleja de como enseñar

Esta es la historia de un muchachito que tenía muy mal carácter.
Su padre le dio una bolsa de clavos y le dijo que cada vez que perdiera la paciencia, debería clavar un clavo detrás de la puerta.
El primer día, el muchacho clavó 37 clavos detrás de la puerta. Las semanas que siguieron, a medida que él aprendía a controlar su genio, clavaba cada vez menos clavos detrás de la puerta y descubrió que era más fácil controlar su genio que clavar clavos detrás de la puerta.
Llegó el día en que pudo controlar su carácter durante todo el día. Después de informar a su padre, éste le sugirió que retirara un clavo cada día que lograra controlar su carácter
Los días pasaron y el joven pudo finalmente anunciar a su padre que no quedaban más clavos para retirar de la puerta... Su padre lo tomó de la mano y lo llevó hasta la puerta. Le dijo: "has trabajado duro, hijo mío, pero mira todos esos hoyos en la puerta, nunca más será la misma.
Cada vez que tú pierdes la paciencia, dejas cicatrices exactamente como las que aquí ves."Tú puedes insultar a alguien y retirar lo dicho, pero del modo como se lo digas le devastará, y la cicatriz perdurará para siempre.
Una ofensa verbal es tan dañina como una ofensa física. Los amigos son joyas preciosas.
Nos hacen reír y nos animan a seguir adelante. Nos escuchan con atención, y siempre están prestos a abrirnos su corazón.

sábado, marzo 11, 2006

Perder tiempo podría ayudar al proceso de aprendizaje

En Neofronteras se publica un artículo sobre recientes investigaciones que indican que aquellos momentos en que se "pierde el tiempo" podrían ser, en realidad, fundamentales en el procesos de aprendizaje.
El artículo completo lo pueden ver aquí
Les resumo brevemente el artículo (Los subrayados son nuestros) el texto dice lo siguiente:

Según unos estudios los momentos en los que se vaguea y se pierde el tiempo podrían ser fundamentales en los procesos de aprendizaje.

Los experimentos utilizan implantes de electrodos en los cerebros de ratas de laboratorio. De esto modo se puede vigilar qué es lo que ocurre en sus cerebros cuando las ratas realizan diversas tareas. Han encontrado que el cerebro reproduce las experiencias vividas por las ratas cuando los animales se detienen brevemente para descansar.

Los científicos David Foster y Matthew Wilson del Massachusetts Institute of Technology en Cambridge estudiaron mediante este sistema a unos 100 individuos. Las áreas estudiadas se centraro en el hipocampo de sus cerebros, una región involucrada en la memoria y en el aprendizaje.

Gracias a estos electrodos pudieron medir la actividad de las neuronas en esa región mientras que las ratas corrían, comían, se acicalaban, se rascaban y demás actividades habituales.

Además las ratas eran situadas en un sendero determinado que tenían que recorrer para conseguir la comida que se situaba al final del mismo. Cuando las ratas lo recorrían pudieron ver siempre una determinada secuencia de actividad neuronal. Esto no es raro, pues determinadas neuronas se activan cuando la rata pasa por un lugar determinado del recorrido.

Lo sorprendente fue que cuando los investigadores monitorizaban la actividad del cerebro cuando las ratas estaban descansando vieron que la misma secuencia de neuronas que se activaban cuando la rata efectuaba el recorrido lo hacía ahora, pero en sentido contrario y a mayor velocidad.

Según los investigadores esta reproducción a la inversa en el cerebro de las experiencias vividas momentos antes podría ayudar a las ratas a aprender la configuración de un entorno nuevo, y cuáles de sus partes son más importantes.

Esta reproducción coincide con un aumento de dopamina que se libera en el cerebro como recompensa cuando el animal encuentra comida.

Mediante la reproducción del patrón de actividad neuronal en sentido contrario, aquellas neuronas “más cercanas” a la comida se activan primero y al mismo tiempo que la señal de dopamina. La idea es que este sistema podría grabar la posición de la comida en el cerebro de las ratas.

Como abrir el cráneo de las personas es cuestionable desde el punto de vista ético no sabemos de manera absoluta si esto se puede aplicar a personas, pero no debe de ser muy distinto. Por tanto, este resultado podría tener implicaciones también en el aprendizaje humano y se podría aplicar a la gente. Quizás esos momentos en los que “miramos a las musarañas” pueden ser cruciales para la reproducción de experiencias en nuestros cerebros y aprender de ellas, como experimentos independientes parecen haber demostrado.

El descubrimiento podría además ayudar a explicar por qué la gente tiende a aprender una nueva tarea más rápidamente cuando se toman pequeños descansos entre cada intentona. La eliminación de estos descansos podría interferir en el aprendizaje negativamente.

También podría explicar por qué los niños hiperactivos tienen problemas de aprendizaje. Al estar siempre activos no dispondrían de momentos de descanso para fijar la información.
Matthew Wilson y sus colaboradores ya mostraron en experimentos anteriores que las ratas además reproducen las experiencias vividas mientras duermen, pero en el mismo orden que el vivido, ayudando de este modo a la fijación de recuerdos.