Una distinción poderosa sugiere que es una tendencia humana el colapsar lo que pasó con la historia que contamos acerca de lo que pasó. Este colapso se produce tan rápidamente que es difícil separar las dos cosas, y terminamos pensamos que son lo mismo.
Casi inmediatamente y seguramente a través del tiempo, el cuento que nos contamos se convierte en lo que es: la realidad que conocemos.
Esto limita lo que es posible en nuestras actuaciones, robándonos muchas oportunidades. Cuando podemos separar lo que pasó de nuestra historia o nuestra interpretación de lo que pasó, descubrimos que mucho de lo que consideramos ya determinado, dado o fijo, podría de hecho no ser así.
Podrían existir nuevas interpretaciones sobre lo que paso, que desafíen el “cuento que nos contamos” y entonces situaciones que tal vez eran desafiantes o difíciles, se hacen fluidas y abiertas a cambio.
Ya no nos encontramos limitados por un conjunto determinado de opciones, y somos capaces de lograr lo que queremos con facilidad y gozo.
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